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¿Por qué jugar en la naturaleza, en medio de una pandemia, es importante para los niños?



Por Erika Dunkelberg


El retorno a las clases, bajo un modelo híbrido, no será tan pronto como pensábamos. ¿Qué podemos hacer los padres para contrarrestar el impacto de la falta de clases presenciales y de un confinamiento aún más extenso? Más que nunca es fundamental que encontremos oportunidades para acercar a los niños y niñas a la naturaleza y al juego al libre. Las razones las explicamos a continuación:


1. Desarrollar habilidades: Al jugar en la naturaleza y con ella, desarrollamos habilidades que son fundamentales y que en condiciones de pandemia la educación a distancia y el confinamiento no permiten desarrollar como la toma de decisiones, el manejo de riesgos, la sensibilidad y empatía, la observación, la creatividad e imaginación, la motricidad gruesa y coordinación, el entusiasmo por descubrir, la interacción con el otro y con el entorno, etc. Son habilidades que requieren menor velocidad, mayor contemplación como nos dice Emma Aguirre, coordinadora del grupo impulsor de la educación inicial, y que compensan las habilidades que los niños están desarrollando frente a las pantallas (independencia, perseverancia, coordinación visomotora, atención visual, habilidades espaciales).


2. Cuidar la salud. Los beneficios en la salud física y mental de nuestros hijos al jugar en y con la naturaleza son indiscutibles. La pandemia, nos ha desconectado aún más de la naturaleza y confinado dentro de nuestros hogares. Richard Louv (2005) nos habla del Trastorno de Déficit de Naturaleza como metáfora a la falta de oportunidades de jugar y aprender con la y en la naturaleza. La naturaleza equilibra nuestro estado emocional, proporciona bienestar, reduce el estrés, y por lo tanto los problemas de comportamiento. En nuestra salud física, Incrementa nuestros niveles de vitamina D, reduce los problemas de visión, entre otros. ¿Recuerdan cómo se sintieron la ultima vez que estuvieron rodeados de naturaleza?.


3. Aprender a cuidar de y preocuparse por la naturaleza. Al estar desconectados de la naturaleza, recluidos, nuestros niños crecen pensando que la naturaleza es independiente de nosotros, y que ésta está para servirnos. Sin embargo, si no aprenden a cuidar la naturaleza ahora, ella no nos va a cuidar. Es fundamental que desde pequeños, los niños desarrollen la Empatía activa como nos dice Joaquín Leguía con la naturaleza. Es la sostenibilidad de la sostenibilidad. Nos hemos olvidado que somos parte de la naturaleza nos dice Karina Costilla, directora de Urpichallay. La naturaleza no es independiente de nosotros. Necesitamos reconectar a nuestros niños con la naturaleza y establecer una relación de reciprocidad, yo te cuido y tú me cuidas. Los niños pequeños tienen que aprender que estamos interrelacionados. El crecer cercano y rodeado de naturaleza deja una huella psíquica invalorable en el niño pequeño, y una mayor sensibilidad y predisposición por cuidarla.


4. Reencontrarnos con el Otro y construir valores ciudadanos. Los parques son espacios públicos que permiten a los niños y niñas mirarse, reconocerse, interpelarse. Nuestros hijos pequeños han dejado de mirarse con sus pares. Las oportunidades cada vez son más limitadas. Si bien, en tiempos de pandemia, la interacción con el otro, debe respetar el distanciamiento social, el solo hecho de compartir un espacio común permite ir construyendo una memoria conjunta y un sentido de pertenencia. En un país fragmentado necesitamos empezar a construir una historia común. Además, necesitamos visibilizar los derechos de los niños ante la política pública. Nos conduce a replantearnos la concepción de ciudad y a identificar y escalar soluciones que mejoren la vida de los niños y sus familias (ver Urban95). Una ciudad amable para el niño, es amable para todos los ciudadanos como dice Tonucci.



5. Reencontrarnos con nuestros hijos en un entorno amable, distinto al cotidiano, que da frescura a nuestro vínculo. El jugar al aire libre, en el parque es una oportunidad para reconectarnos con nuestros hijos pequeños y con nuestro propio niño. A partir de acciones sencillas como observar y contemplar la naturaleza, dibujar aquello que observamos, leer un libro al aire libre juntos, fomentamos el vínculo con nuestros hijos pequeños. El tiempo que dedicamos para estar con ellos al aire libre, está libre de las interferencias de la casa, es un tiempo exclusivo y de calidad. Todo niño pequeño necesita sentir la atención exclusiva de sus padres. Por supuesto siempre tomando las medidas de precaución necesarias como son el uso adecuado de la mascarilla, la distancia social, y el lavado de manos.

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